Cuando Donald Trump eligió a Bill Barr para servir como fiscal general en diciembre de 2018, incluso algunos moderados y liberales saludaron la elección con optimismo. Un demócrata exuberante lo describió como "una excelente opción", con la que se podía contar para "defender las prerrogativas institucionales del departamento y … rechazar cualquier intento inadecuado de inyectar política en su trabajo".
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