(Foto AP / Pablo Martinez Monsivais)
Lo siento, New Hampshire. Una regla convencional de la política estadounidense es que el Estado de Granito impone el orden en la campaña presidencial, con uno de los dos principales finalistas en su primera primaria en la nación siempre enganchando la nominación. Pero no esta vez. Al menos no en términos de suavizar el proceso desigual.
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